Siempre con las uñas perfectas y evitando la sombra. A una, la cara de Susana la de a veces en las noticias de la 1 se le quedó tras un desbarajuste con el cartílago de la rodilla izquierda, aunque con un poco de veneno antihepático aplicado mañanera y vespertinamente, no tiene por qué acarrearle graves consecuencias (más allá de la pérdida del hígado). A la otra no deja de fascinarle el temita cuticular, pero lo controla con desparpajo, siempre que no se pase del segundo Jamesón. Entonces las fronteras se desvanecen y los colmillos se afilan. ¡Líbranos, Dios del Ático, de las autofagias recurrentes!
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