Cingalesa y piroeléctrica, procura no enredarse con sus cables. Oscila sin desvelos entre bombas y submarinos. Varios desaprensivos de distinta índole se han afanado en insultarla a lo largo de su vida. Algunos le llaman asshentrekker, otros, peores, melón de agua. Ella se repasa el carmín de sus labios de pitiminí, y se consuela dibujando. En peores garitas habremos hecho guardia...
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