En este otoño sísmicovolcánico que nunca empieza (y yo encantada, para qué engañarnos) no deben perderse las buenas costumbres... ¡Zumo de naranja, pomelo y clementina, para empezar el día con la barriguilla llena de luz y que no se nos atraviesen ni los vientos ni las tempestades!
Caminando con las manos, estamos. Salinas, la vida puede ser maravillosa...
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