jueves, 25 de noviembre de 2010

Be cuarentaycinco Lira

Cayó en mis  manos por casualidad una boquilla nueva, un día que parecía haber olvidado la mía. Ahora la mía es esta y la otra, en efecto, la he olvidado. ¡Qué agudos, señores! ¡Qué portatos ascendentes! ¡Qué terciopelitud! ¡Qué sonido edredonoso! Estoy levitando. ¡Ay, la lira de Vandoren, la Lira de Apolo, deberíamos llamarte!

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