Llegamos a ser grandes amigas, hasta que le dio por quedarse a dormir dentro del tarro de pintura verde vejiga azulado (a la izquierda en la foto). Me las vi canutas para sacarla de allí, pero después nada volvió a ser lo mismo... Aún así, nunca olvidaré que fue ella la que vio alumbrar por primera vez las serifas de la E y la L como se supone que deben ser.
Aquí parece que esté diciendo "ya te empiezan a salir un poco bien, eh?"
Diablos, parecía que se alegraba, la cuitada...